Astrid y Veronika de Linda Olsson
El amor nos llega sin avisar, y una vez se nos entrega nunca pueden arrebatárnoslo. Debemos recordarlo. Jamás puede perderse. El amor no puede medirse. No puede contarse en años, minutos o segundos, ni en kilos o gramos. Ni puede cuantificarse de ninguna manera. Sencillamente existe. Hasta el roce más sutil y fugaz con el amor verdadero puede bastarte durante toda una vida.
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