Un relato corto, muy corto, pero que en pocas páginas (apenas 25) cuenta toda una historia, dice mucho de nosotros, de nuestra sociedad, de nuestro mundo. Y es que aunque es una historia ficticia, ambientada en una realidad ajena a la nuestra, parece que realmente vamos encaminados al mundo que vaticina la protagonista: un mundo sin esperanza, asolado por desastres naturales, por el calentamiento global, por pandemias,... Y aun así, siempre hay un resquicio de esperanza, un posible futuro. Y es ante esta pequeña llama de esperanza que la protagonista debe decidir: acepta la esperanza, ese pequeño hálito de vida de un posible futuro o se aferra a lo conocido, al presente descorazonador. Lo dicho: hay mucha historia, mucho trasfondo en estas veinticinco páginas. |