Conquístame si puedes de Lighling Tucker
—Eres la compañía que deseo —declaró Aidan. Aquella mujer era una mujer increíble. Sus ojos, su rostro y sus labios le hacían comportarse de forma distinta. Ya no era el mismo hombre que ella había visto por primera vez. No sólo había revolucionado el Castillo, también le había cambiado a él. |