Anna Karenina de León Tolstoi
Y se sentía feliz. Su única certeza era que le había dicho la verdad: iba donde estuviera ella, y la vida no tenía para él otro sentido, ni su felicidad otra razón, que verla y oírla.
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Anna Karenina de León Tolstoi
Y se sentía feliz. Su única certeza era que le había dicho la verdad: iba donde estuviera ella, y la vida no tenía para él otro sentido, ni su felicidad otra razón, que verla y oírla.
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Anna Karenina de León Tolstoi
Bajó a la pista, evitando mirarla durante un buen rato, como si se tratara del sol; pero, aunque no la miraba, la veía, como sucede con el sol.
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Anna Karenina de León Tolstoi
No recordaba ni sus palabras ni las de él, pero se daba cuenta de que esa breve conversación los había unido muchísimo, y ese sentimiento la asustaba y al mismo tiempo la hacía feliz.
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Anna Karenina de León Tolstoi
—No olvidaré nunca, porque no está en mi poder, ni una sola palabra suya, ni un solo gesto suyo.
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Anna Karenina de León Tolstoi
El vínculo que existe entre todas las fuerzas de la naturaleza se percibe de manera instintiva…
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Anna Karenina de León Tolstoi
Cuando vio todos esos objetos, dudó por un momento de la posibilidad de organizar esa vida nueva en la que había estado soñando por el camino. Era como si esos vestigios de su vida pasada le cercaran y le dijeran: «No, no te escaparás de nosotros, no te convertirás en otra persona. Seguirás siendo el de siempre, con tus dudas, tu eterno descontento de ti mismo, tus vanas tentativas de enmienda, tus caídas y esa ansia perpetua de alcanzar una felicidad de la que jamás has gozado y que te está vedada».
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Anna Karenina de León Tolstoi
Pasaría mucho tiempo, años y años, antes de que fuera capaz de recordar sin que el corazón se le desgarrara de vergüenza, la mirada llena de amor que le dirigió y a la que él no respondió.
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Anna Karenina de León Tolstoi
Aún me acuerdo de esa bruma azulada, parecida a la de las montañas de Suiza, que recubre todas las cosas en esa época dichosa en que se está a punto de salir de la infancia, cuando ese círculo, enorme, despreocupado y feliz, se va convirtiendo en un camino cada vez más estrecho, en un desfiladero en el que entramos con una mezcla de angustia y alegría, a pesar de que nos parece fascinante y luminoso… ¿Quién no ha pasado por eso?
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Anna Karenina de León Tolstoi
(...) lo que más me gusta es que, sin necesidad de decirnos una sola palabra, nos entendemos de maravilla en ese lenguaje mudo de las miradas y las entonaciones.
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Anna Karenina de León Tolstoi
«Perdóneme, si es usted capaz —decía su mirada—. Soy tan feliz». «Odio al mundo entero, incluyéndola a usted y también a mí mismo», le respondió la de Levin. |
Anna Karenina de León Tolstoi
Hay personas que, en presencia de un rival afortunado en cualquier ámbito de la vida, están dispuestas a negarle sus virtudes y ver sólo sus defectos. Otras, por el contrario, no desean más que adivinar los méritos que le han valido la victoria y, con el corazón desfalleciente, buscan exclusivamente sus virtudes.
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Anna Karenina de León Tolstoi
Le bastó ver el brillo involuntario de esos ojos para entender, con tanta seguridad como si se lo hubiera dicho ella misma, que Kitty amaba a ese hombre.
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Guerra y paz (Estuche con 2 volúmenes) de León Tolstoi
El hombre no puede ser dueño de nada mientras tenga miedo a la muerte. Quien no tiene miedo a la muerte lo posee todo. El hombre no conocería sus propios límites, no se conocería a sí mismo sin el sufrimiento. Lo más difícil —continuaba, pensando o escuchando mientras dormía—, lo más difícil consiste en saber unir en uno mismo el significado de todo.
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Anna Karenina de León Tolstoi
—Pues verás. Supongamos que estás felizmente casado, pero te encaprichas de otra mujer… —Perdona, pero no entiendo nada… Es como si ahora, después de comer, me fuera a robar un bollo a una confitería. |
Anna Karenina de León Tolstoi
(...) «leo con repugnancia el libro de mi vida, me estremezco y maldigo, me lamento amargamente» Cita del poema de Aleksandr Pushkin «Rememoración», de 1828 |
Anna Karenina de León Tolstoi
Es terrible que nosotros, ya nada jóvenes, con un pasado a nuestras espaldas… no de amor, sino de pecado… nos acerquemos de pronto a una criatura pura e inocente. Me parece algo repugnante y no puedo dejar de sentirme indigno.
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Anna Karenina de León Tolstoi
Pero lo que más le sorprendía, por su carácter inesperado, eran sus ojos mansos, serenos y sinceros, y en especial su sonrisa, que le transportaba siempre a un mundo encantado, donde sentía esa ternura y esa languidez que recordaba de algunos raros días de la primera infancia.
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Anna Karenina de León Tolstoi
No había ninguna respuesta, más allá de la que la vida da a las cuestiones más complicadas e irresolubles: vivir al día, o, dicho de otro modo, entregarse al olvido.
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Anna Karenina de León Tolstoi
Todas las familias felices se parecen; las desdichadas lo son cada una a su modo.
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Anna Karenina de León Tolstoi
Todas las familias felices se parecen unas a otras, cada familia desdichada lo es a su manera.
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La edad de la inocencia