La mañana de un terrateniente de León Tolstoi
Desde hacía mucho tiempo Nejliúdov conocía, no de oídas, no por dar crédito a las palabras de otros, sino en la práctica, el grado extremo de pobreza en la que se encontraban sus campesinos; pero esta realidad era tan contraria a toda su educación, a la estructura de su mente y a su manera de vivir que a pesar suyo la olvidaba, y cada vez que como ahora se la recordaban de una forma tan viva y tan palpable, su corazón se llenaba de una tristeza insufrible, como si lo atormentara el recuerdo de un crimen cometido y no expiado.
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