Los Suicidas del Fin del Mundo: Crónica de un pueblo patagónico de Leila Guerriero
"Ser alguien era algo que querían ser muchos ahí en las Heras. Ser alguien, decían. Como si ellos, así, no fueran nadie, nada". —"En cada animal que veo tirado me veo yo cuando estuve tirado". —"Que la culpa de todo la tienen ustedes, los porteños. Si Buenos Aires tiene luz, es porque se fabrica acá. Si tienen gas, es porque lo hacemos acá. Acá, si queremos, les cortamos el gas y sonaron. Ustedes piensan que acá somos todos indios. Ojalá que la Patagonia fuera un país aparte. —Sería un país rico. —Sí, seguro. No habría que repartir nada. Ustedes los del Norte vienen, se llevan lo mejor, y los que vivimos y aguantamos acá somos nosotros. El que se va de la casa a las cinco de la mañana para ir al campo soy yo, no usted. Usted prende la luz y tiene luz. Prende el gas y tiene gas. Naty me hizo un gesto: que estaba borracho, que no le hiciera caso. A mí me pareció que así, en bruto, al tipo no le faltaba razón". "Fue muy dura mi vida. Pero la vida tiene que ser así para que sea vida, ¿no?". "Laura, en medio del barullo, decía que no me preocupara, que lloraba de contenta porque su mamá, después de mucho tiempo, ya no trabajaba en una whiskería sino en el matadero, y ella estaba feliz con ese cambio: que mami hubiera dejado de ofrecer la carne propia para tajear carnes ajenas, animales. Un año más tarde su madre volvería a trabajar en una whiskería pero ese día Laura no tenía cómo saberlo, y entonces lloraba. De contenta". "Pienso que no me gustaría traer un hijo y darle una vida así, como la mía. Mi mamá tuvo que trabajar en esto para darme un plato de comida, y yo pienso por qué no somos una familia como todos. Su papá, su mamá, su casa. No: mis hermanos andan por un lado, mi papá no sé dónde, mi mamá acá". "En Buenos Aires los diarios finalmente hablaban de suicidios: de nueve asfixiados con gas carbónico que el sábado 5 de febrero de 2005 habían sido encontrados en una hacienda de Hihashi Izu, cien kilómetros al sudoeste de Tokio, Japón. Nada decían de los muertos del Sur. Y ese, ahora sí, fue el fin de todo". |