Magia dudosa de Laura Kinsale
La sensación era tan intensa que resultaba dolorosa. Le dolía la garganta. De la fortaleza levantada a base de orgullo y de resistencia solo quedaban las ruinas. Ya no era el Conde Diabólico, sino sencillamente un hombre, y la necesitaba, la deseaba, le dejaba ver su alma desnuda y aun así la amaba, con una intensidad que le provocaba ganas de reír y llorar al mismo tiempo.
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