Una extraña locura de Laura Kinsale
—¡Nunca he hecho esto! —susurró agitada. —¿Hecho el qué? —Le acarició con delicadeza la mejilla, la boca, siguiendo con la mirada sus caricias. Ella se humedeció los labios y bajó la barbilla. —Nunca me han besado —contestó turbada, con una especie de risa histérica—. Así no. ¡No sé hacerlo! —Sí, sí sabes —le susurró él con urgencia, se inclinó para atraerla de nuevo hacia sí y volvió a besarla—. Sí, sí sabes. |