Las Hijas de Tara de Laura Gallego
—Es absurdo adorar a una diosa que solo sirve para darte órdenes —opinó la mercenaria—. Nada que te quite libertad para elegir puede ser bueno.
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Las Hijas de Tara de Laura Gallego
—Es absurdo adorar a una diosa que solo sirve para darte órdenes —opinó la mercenaria—. Nada que te quite libertad para elegir puede ser bueno.
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Las Hijas de Tara de Laura Gallego
—Tara no es una diosa a la que haya que adorar —respondió Keyko sin alterarse—. Tara es la Tierra. Tara somos todos nosotros. Protegiendo a Tara, nos protegemos a nosotros mismos. Los urbanitas no queréis reconocer que si no hubiese aparecido Mannawinard el ser humano haría ya tiempo que se habría destruido a sí mismo.
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Las Hijas de Tara de Laura Gallego
—Mannawinard es el mayor cataclismo de la historia de la humanidad. Hace cerca de cinco siglos una anormal explosión de… plantas asesinas… —Naturaleza y vida —puntualizó Keyko. —… plantas asesinas —repitió Kim sin hacerle caso—, destruyó gran parte de nuestra civilización. |
Las Hijas de Tara de Laura Gallego
—Define «naturaleza» —pidió Adam. —Naturaleza es la obra de la diosa Tara —dijo Keyko—. Los dones de la madre Tierra. —Naturaleza es todo lo que no han creado los seres humanos —replicó Kim—. Naturaleza es caos, desorden, descontrol, peligro, amenaza. |
Las Hijas de Tara de Laura Gallego
Y los mercenarios eran una mina. Para ser los mejores necesitaban volverse más rápidos, más ágiles y más fuertes que nadie. Esto se podía conseguir mediante implantes subcutáneos, chips y circuitos que mejoraban los reflejos, potenciaban la musculatura… (…) Los médicos de las clínicas negras, que sabían tanto de fisiología como de robótica, podían convertir a un ser humano en una auténtica máquina de matar.
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Las Hijas de Tara de Laura Gallego
Y antes de que se diera cuenta, Kim estaba jugando también. Al cabo de un rato de chapuzones, ahogadillas y salpicaduras, el enfado de la mercenaria había desaparecido como por encanto, y durante unos momentos logró olvidarse de todos sus problemas, sintiendo por dentro algo que no había sentido jamás, una alegría infantil que nunca había conocido, porque para ella, igual que para muchos niños en las dumas, no había existido la infancia.
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Las Hijas de Tara de Laura Gallego
—(…) A mí me parece repugnante que los urbanitas crean que todo les pertenece por derecho, hasta el punto de pensar que pueden quitar vidas sin necesidad, o peor aún: crear vida, como si fueran dioses, sin querer aceptar el hecho de que los suburbios de sus ciudades están repletos de los fracasos de sus horribles experimentos…
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Cuando me veas de Laura Gallego
Y ahora que había puesto tierra de por medio entre ella y su madre, se sentía mucho más tranquila, en paz.
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El libro de los portales de Laura Gallego
Me habéis perseguido por el espacio y el tiempo, ya lo sé. No se puede negar que sois muy persistentes. ¿Qué es lo que queréis de mí, exactamente?
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El libro de los portales de Laura Gallego
La vida es como trabajar en el huerto: es necesario esperar el tiempo justo para recoger el fruto apropiado.
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El libro de los portales de Laura Gallego
Quiero que mi ayudante me aporte la frescura y espontaneidad que yo he perdido tras décadas de estudio. Lo que espero de él... o de ella, en este caso -se corrigió, señalando el proyecto de Caliandra-, es... intuición.
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La leyenda del rey errante de Laura Gallego
-Con trabajo, tesón y mucha voluntad, señor. Así es como se consiguen las grandes cosas. Así se puede lograr cualquier cosa en el mundo.
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Memorias de Idhún. Tríada. Libro IV: Predestinación: Triada IV/Predestinacion de Laura Gallego
Abrazarla de nuevo después de tanto tiempo era como zambullirse en un remanso de aguas cristalinas después de estar largo tiempo perdido en un desolado desierto.
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La leyenda del rey errante de Laura Gallego
Con trabajo, tesón y mucha voluntad, señor. Así es como se consiguen las grandes cosas. Así se puede lograr cualquier cosa en el mundo.
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Memorias de Idhún. Tríada. Libro IV: Predestinación: Triada IV/Predestinacion de Laura Gallego
Y dejó que la esencia del dragón se apoderara de su cuerpo, y cuando batió las alas para elevarse hacia lo más profundo del cielo idhunita, no le importó que lo vieran todos los sheks, todos los szish ni todos los Nigromantes del mundo. Porque estaba en casa, por fin estaba en casa, en aquel mundo al que nunca había considerado su hogar pero que ahora, de alguna manera, lo era.
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Memorias de Idhún. Tríada. Libro IV: Predestinación: Triada IV/Predestinacion de Laura Gallego
Al final... no somos nadie, no somos más que peones en una guerra de dioses, incapaces de escapar de ella. Somos sus soldados, luchamos por ellos... morimos por ellos. Lo queramos o no.
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Memorias de Idhún. Tríada. Libro IV: Predestinación: Triada IV/Predestinacion de Laura Gallego
Si cerraba los ojos, veía en sus recuerdos una mirada llena de luz, una sonrisa que amaba por encima de todas las cosas.
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Memorias de Idhún II. Tríada de Laura Gallego
Sin embargo, en aquel momento se dio cuenta de que estaban viajando juntos y que ella ya había elegido implicarse. Y la miró a los ojos, aquellos límpidos ojos violetas, y sintió, por primera vez en mucho tiempo, que un rayo de esperanza iluminaba su corazón.
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Memorias de Idhún II. Tríada de Laura Gallego
Estoy cansado de ser solo un peón en tu juego de poder.
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Donde los árboles cantan de Laura Gallego
Una mañana de primavera, sin embargo,un timido brote emergió de la tierra. Las primeras lluvias y los rayos del sol alentaron su crecimiento, y lo convirtieron en una planta verde y radiante que enrolló su tallo en torno al tronco del arbol cantor.
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¿De qué nacionalidad es la autora?