Días de sangre y resplandor de Laini Taylor
También había protegido a unos aldeanos caprinos de una batida enemiga y liberado a una caravana de esclavos, a los que había armado y dispersado para que anunciaran lo que estaba por venir. Pero Thiago no preguntó por eso. Escuchándolo, se diría que había olvidado la existencia de seres en el mundo que no fueran soldados —enemigos o no— o de cualquier otra causa que no fuera matar. —Contadme —dijo, ávido— Quiero saber qué expresión tenían sus rostros. Quiero escuchar cómo gritaban. |