Hija de humo y hueso de Laini Taylor
Se elevó por el aire hasta colocarse frente a él, y el ángel la observó. Simplemente la observó. Su mirada transmitía calor a sus mejillas, a sus labios. Era como una caricia. Tenía unos ojos hipnóticos y unas cejas negras y aterciopeladas. Era cobre y sombra, miel y amenaza, pómulos afilados como cuchillos y en la frente un mechón de pelo afilado como una daga. Todo eso y el crepitar mudo de un fuego invisible. Delante de él, Karou sintió el murmullo de la sangre y de la magia, y algo más.
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