El diablo viste de negro de L. J. Shen
Por encima de todo, deseaba huir. Lejos, donde él no pudiera arrancarme el corazón con sus garras ponzoñosas. Tenía un secreto que no le había contado a nadie. Ni siquiera a Layla. A veces, por la noche, sentía las garras de Chase, afiladas como cuchillos, deslizarse por mi corazón. Aún no lo había superado. No de verdad. Ni siquiera pensaba que fuera amor, porque nada en la personalidad de Chase me gustaba especialmente. Estaba obsesionada. Consumida. Cautivada. El problema era que sabía que Ethan, el del misionero, cuidaría más mi corazón que Chase, el de la postura de vaquera invertida. |