POR FIN EN MARSHINGTON ABBEY de Kristi Ann Hunter
Su carta iba camino de Londres. Alguien iba a verla. Era imposible ocultar semejante escándalo y no acabar siendo pasto de los cotilleos. No solo le escribía cartas íntimas a un hombre con quien no la unía relación o parentesco alguno, sino que había confesado que sentía celos de su hermana. Cualquier esperanza de obtener una mínimo de éxito durante esa temporada social se había desvanecido.
|