Si supieras... de Kristan Higgins
Sigue allí, en el sofá, pero su halo irreverente y travieso ha desaparecido. En lugar de eso lo que queda es... Joder. Una completa y total soledad. Alguien debería advertírselo , porque parece llevar todo el dolor del mundo escrito en esas cejas caídas, en la comisura de su boca, en la mirada confusa que desprenden sus ojos.
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