La antigua magia de
Lisa Kleypas
-¡Conque no!- espetó McKenna con repentina furia-. Por Dios, el debería arrancarme el cuello en lugar de permitir que te encuentres a solas conmigo. Debería estar dispuesto a hacer cualquier cosa menos asesinar (¡qué demonios, yo ni siquiera me detendría ante eso!), para mantener a los demás hombres alejados de ti. -La repugnancia agravó su voz-: Te estás engañando a ti misma si crees encontrar satisfacción en el tipo de relación desapasionada que tuvieron tus padres. Necesitas a un hombre con tu misma fuerza de voluntad, alguien que te posea, que ocupe cada centímetro de tu cuerpo y cada rincón de tu alma. A los ojos de la gente, Sanbridge es tu par.., pero tú y yo sabemos la verdad. Es tan distinto a ti, como el hielo lo es al fuego. -Se agachó sobre ella y su cuerpo formo una dura jaula de carne viva a su alrededor-: Yo soy tu par -dijo con dureza-. Aunque mi sangre sea roja en vez de azul, aunque esté condenado de nacimiento a no tenerte..., por dentro somos iguales. Y estaría dispuesto a transgredir todas las leyes humanas y divinas si...
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