Hija del dragón de Kiersten White
Los dragones no arrastraban la panza por el suelo ante sus enemigos, implorando su ayuda. Los dragones no juraban librar al mundo de infieles y los invitaban luego a sus casas. Los dragones no huían de su tierra en plena noche, como delincuentes. Los dragones lo quemaban todo a su alrededor, hasta que lo purificase la ceniza.
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