Kelly deVos

Pienso en todas las mañanas que me levanto antes del amanecer para correr, en todos los palitos de zanahoria que me he comido, en todas las veces que he tenido que tragar una ensalada César sin salsa. Todo esto empezó porque..., porque pensaba que, cuando estuviera delgada, lo tendría todo punto tengo una talla 42. la gente ya no me mira como si esperara que pidiese un perrito caliente de 3 kg. sin embargo, sigo sola en la oscuridad con mis amigos el señor helado y la señora galleta.

Por un segundo creo que aún es posible que me curan original funcione. Que pueda tenerlo todo. Que pueda estar delgada y conseguir al chico de mis sueños. Pero el chico de mis sueños no se mofa de la gente gorda en el supermercado, no participa en un grupo que comete fraude devolviendo artículos y, definitivamente, no se pasea del brazo de Kennes Butterfield. El plan original no está cumpliéndose como yo esperaba.

He bajado 23 kg y debería sentirme emocionada, pero es muy incómodo que la gente me preste atención. Tengo la sensación de que me dicen algo que me tendría que hacer sentir bien, pero, en lugar de ello, me parece un recordatorio de que no les gustaba mi aspecto antes. Un recordatorio de que estoy gorda y de que todo el mundo me ha estado juzgando todo este tiempo.

Siempre he dado por hecho que la gente delgada sabía exactamente qué quería y vivía la vida con valentía en busca de conseguirlo. Paso a paso. Acción y reacción. Si yo fuera como ellos, podría sentir como ellos. Ahora estoy más delgada, pero nadie me ha enviado una copia del manual de instrucciones de vida.

Estoy empezando a odiar la palabra «sobrepeso». ¿Cuál es el peso ideal que se supone que tiene que tener todo el mundo y por qué las personas como Gareth pueden decidir lo que está por encima de esa cifra? Además, esas son razones anticuadas y me molesta que él las use. Cada vez estoy más enfadada.

Pero hay poder en este momento, y eso qué es lo puesto a lo que he experimentado hasta ahora. No estoy deseando y anhelando y rezando para que me desee. Yo decido si quiero estar con él. Y quiero.

Todo esto es culpa mía: eso es lo que va a pensar todo el mundo. Eso es lo que dirán a mis espaldas. Si dejara de atiborrarme de dulces y fettuccine Alfredo, todo sería perfecto.

Desde la perspectiva de mi abuela lo entiendo. Es duro decirle a una niña que ninguna de sus padres quiere saber nada de ella.

Soy la viva imagen de la supermodelo Leslie Vonn Tate, pero reflejada en un espejo de los que deforman en cuerpo.

En la industria de la moda, estar gorda es un pecado capital.