Y una vez más tuve la suerte de recibir un ejemplar de masa crítica. Muchísimas gracias a la plataforma de Babelio y a la editorial CrossBooks por el envío de este ejemplar de “Cuando Ellas Fueron Dragones” y por darme la oportunidad de leerlo y reseñarlo. Abril de 1955. En ese día aciago tendrá lugar el efecto que será conocido como Dragonización Masiva , el cual ya había pasado en menor escala antes, y que se seguirá viendo en los años posteriores. La conversión en dragones de más de 640.000 mujeres; madres, esposas, hijas y amigas; será un desastre que el gobierno, con la colaboración de la prensa e, incluso la población de Los Estados Unidos de América, tratará de silenciar, fingiendo que nunca ha sucedido. Pero eso no cambia que tuviera lugar y que afectara a millones de familias de forma dramática, como la de Alex, una alumna brillante cuya tía fue una de las mujeres a las que le salieron garras y alas. Las consecuencias de este suceso pesarán cada año más en una Alex obligada a guardar silencio, y en Bea, la prima a la que debe cuidar y que a medida que crece se siente más atraída por esas innombrables criaturas. Es que prácticamente el primer día en que leí la sinopsis de este libro, estaba deseando leerlo. El punto de partida me pareció muy original y tenía mucha curiosidad por ver cómo lo manejaba se autora y adonde nos llevaba al leerlo. Por eso tuve una alegría tan grande cuando esta novela me tocó en Masa Crítica y empecé a leerla con tantas ganas. Y ya desde las primera páginas me sorprendió encontrarme ante una historia que no tenía nada que ver con lo que yo había pensado leer. Kelly Barnhill compone una historia profundamente intimista, que nos habla de sororidad femenina, soledad, familia (tanto la que uno tiene al nacer como la que uno puede elegir a lo largo de su vida), perdida, la necesidad de contextos para enfrentarse al mundo y la libertad de ser uno mismo y tomar las riendas de su existencia. Esta es una historia de mujeres, una crítica hacia la situación social, familiar e ideológica, a la que las féminas se han visto abocadas tradicionalmente durante siglos. Es una historia de niñas a las que desde pequeñas se las enseña a ser obedientes y a cumplir sus roles de cara a la galería; de mujeres de las que solo se esperan que sean buenas esposas; de chicas que son minusvaloradas y deben acallar todo lo que tienen dentro, Incluso, aunque estos sentimientos y esas ganas de hacer cosas y aportar tengan la misma potencia que una bomba atómica; de mentes inteligentes y agudas que son ignoradas y despreciadas, simplemente por pertenecer al sexo equivocado; de formas de amar y formar una familia, que son despreciados por alejarse de lo tradicional y conocido. A lo largo de esta historia, las injusticias hacia las mujeres se suceden como las cuentas de un collar. Tanto Álex, como su tía, Mario, su madre y su sobrina- hermana Beatrice vivirán en carnes propias lo que supone ser mujer en la sociedad estadounidense de los años 50 y 60. Hay momentos, circunstancias y frases lapidarias que sorprenden y enfadan por lo injustas que son. Prácticamente ninguno de los personajes varones que aparecen en esta historia es retratado de una manera positiva, casi todos están inscritos en principio está profundamente patriarcales y sesgos machistas, y demuestran un desprecio y una falta de consideración hacia los sentimientos y actitudes de sus esposas, hijas y compañeras de trabajo. Esto convierte esta lectura en una obra feminista y empoderadora, en la que se ve bien enciende la libertad y la validez del sexo femenino. Y para bien o para mal, ese ha sido el principal problema que ha tenido “Cuando Ellas Fueron Dragones” . Por un lado, hay una crítica y una crónica hacia la situación de la mujer en esa época y sociedad concretas, pero que se puede extender hacia la situación de las mujeres a lo largo de la historia. Y también hay una interesante perspectiva hacia lo que es el poder femenino y las posibilidades que albergan dentro de sí mismas las mujeres; a la vez que se hablan de las relaciones y los lazos que se forjan entre amigas, amantes, compañeras, hijas y madres o hermanas, y de la fuerza y belleza que hay en ellos, pero también de sus complejidades. Que existan manifestaciones culturales de este tipo me parece algo importante. El feminismo y Me Too son movimientos cada vez más implantados en las colectividades, y que poco a poco consiguen sensibilizar sobre injusticias contra las que luchan, y que estas sean cada vez mas criticadas y combatidas. Si de algo se la ve mucho en este libro es el de la importancia de los contextos, para que la gente sepa cómo enfrentarse a situaciones nuevas y difíciles, que puedan tener un lugar mínimamente seguro en medio del desasosiego. Y para crear contextos es importante que haya referencias culturales que puedan servir de algún tipo de referencia. Y no voy a decir que no esperaba encontrarme esto cuando empecé esta novela, prácticamente desde el inicio uno puede darse cuenta de por dónde van los tiros. Pero sinceramente lo que yo esperaba era que se enfoca así todo más es lo que para mí es el punto fuerte de esta historia, que es la conversión de mujeres a dragones gracias a la rabia que sienten por la opresión masculina y a sus ganas de libertad. Y rabia hay en esta novela, pero siento que está muy soterrada. Esperaba que hubiera mucha más furia, fuego, calamidades, potencia, chispas. Qué es lo que uno espera encontrarse cuando hablamos de estas criaturas, vaya. Y lo que no se encontramos a unos tragones plenamente conscientes, que a lo largo de la historia dejan bien, claro que su conversiones, simplemente no lo has inválida, y que las permite hacer cualquier tipo de trabajo y tener vidas, perfectamente normales, activas y positivas. Desde luego, no era eso lo que esperaba encontrarme cuando cogí este libro. Me gusta la forma en que Barnhill maneja esto, como nos demuestra en un mundo igualitario las mujeres tienen mucho que decir qué hacer, aporta mucho a la sociedad y pueden favorecer un mundo mejor y más equitativo. Pero al mismo tiempo, siento que esa moraleja resulta un tanto simplista. Y no, porque me parezca que sea mentira, porque creo que eso es posible. Simplemente me escama que excepto un par de personajes masculinos (y uno es muy secundario) el resto se ha visto desde una perspectiva machista, negativa y que impide avanzar hacia la sociedad. Me hubiera gustado que aparte del doctor Grantz, hubiera habido más hombres interesados en incluir a las dragonas en la sociedad, en apoyar sus derechos, en defender una visión igualitaria. A verlos los hay, pero apenas se mencionan de pasada. Por qué no nos equivoquemos, la Dragonizacion es una metáfora sobre la liberación femenina, y las dragonas son todas esas personas valientes que a lo largo de la historia se han atrevido a vivir de una manera diferente a lo aceptado. Como metáfora, me parece potente, interesante y llena de posibilidades. Pero me hubiera gustado que hubiera habido algún personaje masculino trazado de una manera más positiva porque creo que eso hubiera dado más matices a la historia. Lo cual no quita, por supuesto, que esta sea un canto hacia todas las injusticias que las mujeres parecido a lo largo de los siglos, y hacia su enorme potencial, hacia la hermosura de los lazos femeninos. Es en esos aspectos en los que creo que el libro brilla con fuerza propia. Centrándonos en los aspectos más literarios, el gran problema de “Cuando Ellas Fueron Dragones” es que tarda mucho en despegar. Hasta la página 150 (aproximadamente) uno siente que la historia no avanza y que la autora se toma todo ese tiempo para simplemente contextualizarla y meternos en todo lo que hay detrás de la vida de su protagonista y sus familiares. Siento que en esto, la autora falla, la obra tarda en coger carrerilla. Lo cual, una vez pasado, ese tramo no es algo necesariamente malo, porque en ese entonces ves y asumes que estás ante una novela con una trama muy tranquila y un ritmo muy pausado. Además, que los capítulos narrados por Álex tengan entremedias, fragmentos de libros, entrevistas e informes de juicios, da a toda esta historia una pátina del realismo que ayuda a acercar a ella más al lector. La forma de escribir de Kelly Barnhill es directa, pero tiene frases y momentos muy emotivos y poéticos, toda su pluma desprende una atmósfera intimista y emocional. Y la portada es simplemente preciosa. Me encanta como se juega con los verdes y morados para recrear una escena selvática y llena de misterio, con detalles escondidos que no se ven a simple vista. Se nos vende este libro como fantasía, pero yo lo definiría más como una ucronía de tintes costumbristas y crítica política, no solo a las situación de la mujer, también hacia el control excesivo del gobierno en la ideología cultural y social de las masas y los medios de comunicación, con el fin de controlar a la población. Me gusta que estas ideas se entrelazasen dentro de la trama, y creo que están muy bien integradas en ella por medio de muchos detalles y situaciones muy ilustrativas . Pero como ya he dicho antes, no es lo que esperaba encontrar en esta novela echo en falta que haya más acción, más escenas de fantasía. El mundo que propone Kelly Barnhill tiene algo que resulta conocido y cercano porque bebe de la historia cercana, pero a la vez es fresco y original gracias a sus elementos fantásticos y como los integra de forma orgánica en algo ya conocido. La verdad es que incluir un poco como era la forma de vida de las dragonas me pareció un puntazo. Al final la historia es la vida de una joven que se ve obligada a crecer bajo la sombra de los dragones, a estar en situaciones que no la corresponden por su edad, a ir descubriendo el mundo y a desaprender todo aquello que quisieron meterle a la fuerza en la cabeza desde que era niña. Alex es una protagonista obligada a crecer por las malas, una inconformista que siempre ha estado entre intentar acomodarse a lo que se espera de ella y a la vez ir a lo suyo, incapaz de perder toda esa rebeldía que siempre ha tenido. Como otras tantas mujeres, Álex han intentado a callarla y convencerla de que su destino es otro. Pero gracias a su propia cabezonería y a lo que aprendí de las mujeres (y dragones) que la rodean, poco a poco, va consiguiendo su propia voz y creando su propio eco en el mundo. Una oportunidad que muchas no tuvieron, incluida su propia madre. Porque entre otras muchas cosas “Cuando Ellas Fueron Dragones”, es también una historia de madres e hijas y de hermanas. El vínculo entre Alex y Bea y como va forjándose poco a poco es una de las fuerzas motoras de la novela y de sus pilares. Es solo una de las relaciones que está mejor trazadas dentro del libro, una de tantas relaciones femeninas que ayudan a mejorar el mundo, primero en los detalles más pequeños y poco a poco en las cosas más grandes. Estas relaciones de diversa índole fueron las piedras en las que se apoyaron tantas de esta dragones a las que muchas mujeres les debemos tener los derechos y posibilidades con los que ahora contamos. Aun queda mucho por hacer, pero todo es posible en un mundo en el que todo puede darse y que ,aunque no siempre lo veamos a simple vista, está plagado de belleza, amistad y amor. Incluso en los peores momentos eso es lo que hace avanzar el mundo. Para acabar , “Cuando Ellas Fueron Dragones” Ha sido toda una sorpresa. Aunque echo en falta más acción y fantasía, me ha gustado lo que he tenido entre manos estos días. Pese a que hablan de temas que cada vez tienen más peso en la literatura, y no se trata de una historia llena de giros de guion o momentos impactantes (más bien todo lo contrario, desde el principio puedes hacerte una idea de por dónde van a ir los tiros en lo que es su mensaje), es también una historia que sorprende por no ser lo que uno espera. Es una historia ligera y con un mensaje que si hubiera estado un poquito más matizado, lo hubiera saboreado mucho más. Pero aún así, insisto: me ha gustado. + Leer más |