Klara y el Sol de Kazuo Ishiguro
Debo confesar que siempre había tenido otro motivo para querer estar en el escaparate, que no tenía nada que ver con la energía del Sol o con la posibilidad de que me eligieran. A diferencia de la mayoría de los AA, a diferencia de Rosa, yo siempre desee ver más el exterior, y verlo todo con detalle. de modo que en cuanto se alzo la persiana y comprobé que ahora tan solo un cristal se interponía entre la acera y yo, que podía verlo todo de cerca, un montón de cosas que antes solo había visto de forma muy parcial, eso me género tal entusiasmo que durante un rato me olvide del Sol y sus bondades.
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