Comandante de Katy Evans
—Creo que es una mujer maravillosa. La política no le ha minado el espíritu. Es tan humilde… Es increíble. Es honesta y trabajadora, y sería todo un honor para mí que aceptara ser mi esposa. Ahora, si me lo permitís, tengo un país que gobernar y una mujer que cortejar. —¿Cuál de las dos cosas es más difícil, señor presidente? —La segunda, desde luego. —Sonrío de nuevo y asiento con la cabeza—. Que tengáis un buen día. |