Pecado 2: Por cada pecado hay un pecador de Katy Evans
Me sorprende darme cuenta de que, aunque le abriese mi corazón en el artículo —como dijo Helen, era una carta de amor dirigida a él—, las palabras que le escribí carecían de importancia. Mis actos lo superaban todo. Saint valora la sinceridad y la lealtad. No lo soporto. |