Real de Katy Evans
—Cuando te tome, serás mía —dice, una suave promesa en mi oreja. Desliza el dedo a lo largo de mi mandíbula y luego me besa suavemente el lóbulo de la oreja—. Tienes que estar segura de eso. —Sus ojos son tan ardientes que me pongo caliente por la lujuria que hay en ellos, y la palabra «mía» hace que mi sexo se hinche con anhelo—. Primero quiero que me conozcas, y luego quiero saber si todavía quieres que te haga mía.
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