Rompiendo las normas de Katie McGarry
La rodeé con los brazos y la aprisioné contra la pared. —Dime que me has elegido a mí, Echo. Echo se humedeció los labios. Sus ojos verdes ardían como el fuego, atrayéndome hacia ella. —Te he elegido a ti. Por primera vez en tres años, el nudo que sentía en el estómago se aflojó. —Nunca te arrepentirás. Lo prometo —deslicé las manos por su cintura y me apoyé e ella. |