Todo lo que soy: Mis sombras de Kathleen Cobac
—Por favor, no dejes que te haga daño —pidió casi como una orden. Parpadeé sin dar crédito a lo que escuchaba—. No dejes que te rompa, que te disminuya. Eres mucho más valiosa de lo que ella cree. De lo que tú crees. No dejes que arruine lo bueno que hay en ti.
|