Felicidad y otros cuentos de Katherine Mansfield
Vino el alba, áspera y fría, con nubes encarnadas en un cielo verdoso y gotas de agua en cada hoja y cada brizna de hierba. Una brisa sopló sobre el jardín, escurriendo el rocío, haciendo caer los pétalos. Tiritó por encima de las praderas empapadas, y se perdió en el fondo de los setos oscuros. En el cielo, minúsculas estrellas flotaron un momento para desaparecer, disueltas como burbujas de aire. Y, distintamente, en la calma matutina, se oyó el riachuelo que corría a través de la pradera, corría por encima de las piedras oscuras, corría y volvía a salir de los hoyos de arena, se escondía bajo grupos de sombríos matorrales de bayas, y se derramaba en un pantano de berros y flores amarillas.
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