Me enamoré de un Lord de Katharine Ashe
—He besado a una chica. Silencio. —¿Padre? —Vitor, vas a acabar en un manicomio. —O en el infierno. —Se pasó la mano por el pelo y se volvió hacia el sacerdote. El anciano francés lo miraba con paciente tolerancia. Vitor negó con la cabeza—. No tendría que haberlo hecho, Denis. —Puede que te estés tomando tus votos monásticos demasiado en serio, mon fils, en especial teniendo en cuenta que los abandonaste hace seis meses. —Alzó sus cejas peludas—. O eso me dijiste entonces. (…) —No es por los votos. —Volvió la cabeza hacia el altar desnudo hecho con piedras de granito extraídas de aquella misma montaña—. No era exactamente una chica. El sacerdote se atragantó. —Puede que ya sea hora de que hablemos sobre es monasterio. Vitor lo miró con el ceño fruncido. —Oh, cielo santo, Denis. Era hembra. |