La piedra verde de Julio Santos García
Ahora que lo teníamos al alcance de la mano, ya no me sentía tan valiente como cuando lo vimos dese lo alto de la colina. Antes de continuar, me di la vuelta buscando la presencia de mi hermano y casi me da un infarto cuando le vi pegado a mi espalda, con su cara asustada a pocos centímetros de la mía. |