Poesía completa de Julio Mariscal Montes
Madre Me ha llegado, de pronto, tu presencia madre mía, en el aire de Septiembre, cuando el otoño en inicial se cuaja en breves chaparrones y hojas muertas. Cuando el otoño, madre, aquí conmigo: me miraba las manos y eran manos cuajadas de las tuyas, crisantemos, alas con que volar otros otoños. El aire estaba quieto. Parecía previsto todo para este momento de niño por tus manos entre tardes doradas con mandil y abecedario. O se me alborotaba la mirada, se me nublaba el cielo de tus ojos cuando entre estancias y rubor andaba mi conciencia en alguna travesura. Era toda la vida, madre mía, aquí, contigo, amor y pan caliente mientras que, allá, en el comedor, se helaban el pan comido a oscuras, los cubiertos, la amarga soledad de cada día… 24-1-74 (De Aún es hoy, 1980) |