Más sabe el diablo de Juani Hernández
―Las mujeres que pasan por mi cama tienen claro lo que pueden esperar de mí ―murmuró en tono grave, casi un gruñido. ―Que es lo mismo que nada ―le reprochó ella. ―¡Yo tampoco les pido nada! ―se defendió con fervor―. Sexo, lujuria, placer… ¡Ese es el trato! Sin palabras, ni promesas, ni siquiera la certeza de una próxima vez. |