Revelaciones: El libro de Bhàis de Juani Hernández
(…) Notó la dureza de un cuerpo masculino contra su espalda, cómo se inclinaba hacia ella, y el sopló cálido de su aliente rozó su oído. —Así que eres real… —Lo escuchó susurrar con voz intensa, ronca, un quejido. Quizá lamentaba su presencia—. Creí que te desvanecerías en cuanto intentase tocarte, como lo haría una aparición. |