El testigo de Juan Villoro
Julio odiaba el aire neblinoso de Europa, que exigía tanto a los ojos y que justificaba que hubiera una óptica en cada esquina.
|
El testigo de Juan Villoro
Julio odiaba el aire neblinoso de Europa, que exigía tanto a los ojos y que justificaba que hubiera una óptica en cada esquina.
|