Cartas a Clara de Juan Rulfo
Perdóname si yo he exigido mucho de ti, quizá demasiado, que haya querido que tu corazón palpitara fuera de tiempo, como yo hago con el mío; pero yo soy un desequilibrado de amor y tú no, ahora lo sé y sé también que por eso me gustas así, porque eres como la brisa suave de una noche tranquila. Es precisamente por esto que yo te anduve buscando y me metí en tantos trabajos para dar contigo porque sabía que, ya conociéndote, podía contarte las cosas que le dolían a mi alma y tú me darías el remedio.
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