La verdad sospechosa de Juan Ruiz de Alarcón
Resplandecen damas bellas en el cortesano suelo, de la suerte que en el cielo brillan lucientes estrellas. En el vicio y la virtud y el estado hay diferencia, como es varia su influencia, resplandor y magnitud. Las señoras, no es mi intento que en este número estén, que son ángeles a quien no se atreve el pensamiento. Sólo te diré de aquellas que son, con alma livianas siendo divinas, humanas; corruptibles, siendo estrellas. Bellas casadas verás, conversables y discretas, que las llamo yo planetas porque resplandecen más. |