Dejad que los niños vengan a mí de Juan Pablo Barrientos
Hay palabras que duele escribir, que duele leer, que duele saber que estan escritas con tinta de llanto y dictadas por la ausencia. Cómo duele decirle madre a una mujer que ha perdido a su hijo. Cómo duele saber que ese hijo se suicidó porque no pudo soportar el dolor de vivir con las cicatrices intimas de un abuso de una violación. Los chicos van al colegio a aprender a vivir, no a encontrar motivos para morir.
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