En esta novela de Laborda nos encontramos a un joven profesor que todos los años acompaña a sus alumnos a la universidad para realizar el examen de selectividad y es en ese momento, al enfrentarse a un escenario tan conocido para él donde se produce un momento de recogimiento y donde los recuerdos de lo vivido, sufrido y sentido florecen, volamos a través de su memoria sin un rumbo marcado ni establecido a través de breves relatos relacionados de manera temporal entre ellos, pero sin un orden cronológico establecido para su lectura, seremos nosotros, los lectores, los que decidiremos cómo enfrentarnos a ella, si de manera tradicional (continua) o revoloteando entre ellos. Se elija la opción que se elija tendrá sentido porque son historias que forman parte de un todo. Con una prosa lírica excepcional que remueve y hace aflorar los propios sentimientos, Laborda te arrastra mediante una especie de ensoñación y melancolía a primera fila de la narración donde seremos testigos mudos en diversos decorados en los que los protagonistas son las historias familiares, los amores y desamores, la abrumadora infancia, los años de universidad, de aquella ventana abierta al tiempo, de lo que quedó por escribir... Y todos estos relatos aderezados con multitud de enriquecedoras referencias literarias y cinematográficas que hace de esta una lectura sumamente deliciosa. Podría comparar la experiencia de su lectura como si hubiera sido un pequeño pajarillo curioso que va saltando a lo largo del alféizar de una terraza, asomándose con cautela al borde, vislumbrando lo que allá fuera le espera y lanzándose finalmente al vacío para disfrutar plenamente de la experiencia. + Leer más |