El Paciente de Juan Gómez-Jurado
El corazón se detiene por una fracción de segundo, como si te hubiesen robado un latido, porque tu cuerpo reacciona antes que tu mente, y le gustaría detener el tiempo en ese preciso momento. Pero el mundo no va a pararse aunque tu corazón lo haga, así que sigue latiendo, y la información llega a tu cerebro. Si eres inteligente —y Kate lo era, y mucho—, en ese momento lo que acaban de decirte se convierte en una chispa eléctrica que hace parpadear una bombilla.
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