Monstruo de ojos verdes de Joyce Carol Oates
Papá era así. Se enfadaba muchísimo y decía cosas que no pensaba en realidad; luego se iba, y cuando volvía era como si no hubiera pasado nada. Nunca decía que nos perdonaba o que había dejado de estar enfadado. Simplemente se reía y olvidaba. Y daba por sentado que tú olvidabas.
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