La habitación del Dragón Volador y otros cuentos de terror y misterio de Joseph Sheridan Le Fanu
Me habría restregado los ojos, pero ni siquiera podía mover una mano; mi voluntad no mandaba ya sobre mi cuerpo. Descubrí que me resultaba a tan difícil mover cualquier articulación o músculo como, por ejemplo, haber intentado, por un acto de voluntad insólito, hacer volcar el carruaje. Hasta entonces no había experimentado ninguna sensación de terror. Fuera lo que fuera, aquello no se podía equiparar con una simple pesadilla.
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