Aleana de José Sbarra
Y he sido la madre del pueblo el día que no pude defenderme y el grupo de los bravos del barrio Podestá me atrapó una tarde siniestra e imborrable. La tarde en que conocí el sexo y el amor apretados al odio, rodeados por el odio. El amor embarrado de odio, de asombro y de espanto. Y he sido la madre del pueblo cuando al caer la noche, a escondidas, arrancaba pasto para limpiarme la sangre que se me pegoteaba por las piernas. Y he sido la madre de todos esos muchachos ansiosos que se agitaron sobre mí esa tarde feroz detrás del cementerio
|