Los peces solo flotan muertos de José Luis Caballero
Le hablé de crueldad, de maldad, de ese sentimiento ancestral arraigad en los hombres, indisolublemente unido al miedo. Tenemos miedo, luego somos crueles y malvados. Y esa maldad está escondida en lo más profundo de nosotros, nos corroe por dentro y sale a la superficie cuando el miedo se hace insoportable. Entonces somos capaces de acciones que nos repugnan o ni siquiera eso, acciones que nos envilecen y nos retrotraen a eso que Conrad llamó El corazón de las tinieblas. Porque Conrad no hablaba de un río o de una selva tenebrosa, hablaba de nosotros mismos, de nuestras culpas y de nuestras carencias, de nuestros miedos, de nuestra crueldad.
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