Como la lluvia. de José Emilio Pacheco
Dice sin duda: «No hay lugar a duda». Lo afirma, lo sostiene contundente Desde el centro del Bien y la Verdad incontestables. Ante su hosca certeza me pregunto cuál es El lugar de la duda. Y encuentro allí lo contrario De lo que ve quien no duda. No vivimos en calma, nunca hay paz, La vida toda es un combate incesante. Por eso nos convienen el tal vez, el acaso, el quizá, el sin embargo y el no obstante. El lugar de la duda sería entonces El territorio de la reflexión. La conciencia de ser también el otro Para quien vemos siempre como el otro, El campo de la crítica y la puerta Que cierra el paso al dogma y a sus crímenes. |