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Calificación promedio: 5 (sobre 24 calificaciones)
/La verdad es que me gusta ir ensayando cosas distintas, no repetirme. Después de varios libros que tenían historia y ficción, escribí una serie de novelas cortas en las que quería romper el límite entre la poesía y la prosa, novelas escritas en verso y después de eso se me ocurrieron dos libros de no ficción, el anterior Examen de mi padre, es un libro de ensayo y memoria al mismo tiempo. Luego se me ocurrió que quería escribir una novela sin ficción y este caso me pareció el más natural para hacerlo.
Se trata de novelas que se construyen a partir de hechos reales, se podría discutir el término pues tal vez no existan realmente las novelas sin ficción, pero lo que quiere decir es que el autor revisa el género novelístico y utiliza sus recursos para narrar una historia verdadera, es tal vez inevitable incluir elementos de ficción pero el propósito es otro, es contar de una forma literaria un hecho real.
El disparador último fue leer el libro periodístico de Emmanuelle Steels, Teatro del engaño, me pareció interesante el tema y que podía contar esta historia de una manera más amplia. Me contacté con Florence y ella a su vez me contactó con la familia de Israel Vallarta y a partir de ahí la primera parte fue leer buena parte del expediente. Se trató de un trabajo de investigación y escritura, iba revisando y de inmediato transcribía aquellos fragmentos que me parecían importantes del documento. Luego empecé a hacer las entrevistas, tomaba notas y con estas también se iba formando lo que sería el libro. Leí todas las investigaciones periodísticas, todo lo que encontré en medios de comunicación y así se fue armando un libro que terminó siendo una novela de 800 páginas.
La primera versión tenía otro nombre, se llamaba Otra verdad que la nuestra, se la di a leer a mis amigos en quienes confío y con quienes comparto lo que escribo, todos me dijeron que era ilegible. Entonces en ese momento supe que tenía que cambiar la estructura, la reescribí por completo y finalmente quedó como está.
Hubo momentos en el pasado, pensemos en los años sesenta o setenta, en que era casi una obligación tener un compromiso social para cambiar la realidad a través de la literatura que fue muy negativo en muchos sentidos. Ahora simplemente es una posibilidad más de la literatura y es igualmente válido que escribir historias de ficción que no tengan nada que ver con lo real. El escritor puede, no debe asumir esa responsabilidad, cada escritor lo decide. Yo he decidido hacerlo en este libro, es la primera vez que lo hago en una novela, pero viene pasando en mis columnas del periódico y al mismo tiempo puedo escribir una novela que no tenga nada qué ver ni con la realidad, ni con México.
Lo más inverosímil de todo creo que es la versión de la policía sobre lo que ocurrió, son mentiras y además son imposibles de creer. Pensemos simplemente en el inicio del caso como lo cuenta la policía: a las cuatro de la mañana Florence e Israel salen en una camioneta rumbo al centro de la ciudad dejando a tres secuestrados en la casa en la que habitan, sin que nadie los cuide. Justo hay una hora en la que creo no pasa nada en el mundo, entre las tres y las cuatro de la mañana ¿A qué van a salir? Y ¿cómo dejan a tres secuestrados sin vigilancia?
Pensé, sobre todo, en la visibilidad que podría tener el libro con el premio y la posibilidad de tener más lectores, particularmente en América Latina, ya que los libros en nuestro continente circulan poquísimo de un país a otro. Si se hubiera publicado solo en México el libro, además de ser un escándalo, no habría traspasado las fronteras.
Creo en el lector como un lector siempre inteligente y que podrá sacar sus propias conclusiones, ese es el objetivo de escribir una novela así.
Hay una empatía natural cuando uno ve cierta cantidad de injusticias y cuando empieza a convivir con estos personajes que también son personas. Con Israel es difícil porque lo veo en la cárcel, en un locutorio mínimo, después de haber pasado ocho controles, pasan cuarenta minutos y te sacan. Por supuesto es interesante hablar con él pero también es difícil que se genere demasiada cercanía. En cambio a su hermana la he visto decenas de veces, con ella y con parte de su familia siento mucha más empatía. Ahora, en el libro no quería que esa empatía estuviera clara, que justo el lector tuviese una versión lo más neutra posible, aunque como dice Roland Barthes «ningún texto es inocente», siempre se va a filtrar el punto de vista del autor pero por lo menos sabiéndolo, intentar que no esté ahí de manera obvia.
Ha empezado a tener un efecto desde la publicación de la novela, se ha producido un acercamiento para que el abogado de Florence asesore, con otro grupo de abogados a Israel, ahora que va a presentar las conclusiones de su caso. Yo sí espero que, independientemente de lo que se pueda pensar respecto a si Florence o Israel son culpables o no, se aplique el mismo procedimiento. No puede haber dos tipos de justicia y si Florence fue liberada por todos los vicios enormes en el procedimiento, Israel tendría que estar libre también por eso.
Creo que la literatura y el periodismo buscan cosas muy parecidas, ciertas verdades. La literatura lo hace buscando la verdad a través de mentiras y la no ficción lo hace buscando la realidad a través de la realidad misma. El problema es que, en un caso como este, la verdad ha quedado tan secuestrada y ocultada por quienes debían buscarla que quizá nunca la sabremos por completo.
Cuando yo empecé a escribir fue muy animado por un amigo mío, Eloy Urroz, él fue quien me dijo lee a los mexicanos, yo no había leído nada de literatura mexicana, leí a Juan Rulfo, a Octavio Paz, a Carlos Fuentes y eso me lanzó a escribir.
Más bien, cuando leí Doktor Faustus de Thomas Mann dije esta es la novela que yo hubiera querido escribir, ya no la escribí y lo digo con un poco de frustración.
El primer libro literario que leí por gusto, porque mi padre siempre nos hablaba de libros y nos decía que leyéramos y ni i hermano ni yo le hacíamos caso, fue los cuentos de Edgar Allan Poe.
A diferencia de otros escritores, yo casi no releo, a menos que sea por trabajo. Cuando me gusta un autor prefiero leer otros libros suyos más que reeler un libro que me ha gustado.
Sí, hay varios libros. Por ejemplo, el autor favorito de mi padre era Víctor Hugo y siempre nos dijo que teníamos que leer el libro que más le gustaba de este autor, El hombre que ríe, que hasta el día de hoy no he leído.
Son algunos los autores más recientes que he ido descubriendo y que me encantan, Canción de tumba de Julián Herbert que me parece una joya; Trabajos del reino de Yuri Herrera; Temporada de huracanes de Fernanda Melchor; El animal bajo la piedra de Daniela Tarazona, entre otros.
Creo que hay varios también, Rousseau por ejemplo me parece insufrible.
La que más he repetido desde niño, no es muy original, una frase de Terencio «Hombre soy y nada humano me es ajeno».
Un libro fantástico que aún no llega a Latinoamérica pero que debería, Ordesa de Manuel Vilas.
Conversaciones Transatlánticas. Diálogos entre México y España es un programa de Fundación Casa de México en España en coproducción con TV UNAM y Canal 22 y bajo la coordinación del escritor Jorge Volpi, director del Centro de Estudios Mexicanos UNAM-España. Nos acompañarán intelectuales españoles y mexicanos que conversarán sobre temas que entrelazan ambas culturas. En este capítulo de Conversaciones Transatlánticas el Director del Centro de Estudios Mexicanos de la UNAM en España Jorge Volpi conversa con la escritora mexicana Laura Baeza y la autora y periodista Inés Martín Rodrigo acerca de las distintas corrientes de la escritura de mujeres en España y Latino América sobre los contextos familiares e históricos, buscando ilustrar el impacto vigente de las agencias femeninas en nuestros tiempos. Jorge Volpi indaga en los distintos puntos de vista que ambas autoras poseen sobre la autoridad de la familia y el papel que las mujeres han jugado en ella a lo largo de distintas épocas. Finalmente se discuten qué mecanismos y corrientes literarias han difundido imágenes que terminan por transgredir dichos cánones #LauraBaeza #InesMartinRodrigo #ConversacionesTransatlanticas #literatura
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El insomnio de Bolívar de Jorge Volpi
Fue en España, para ser más preciso en Salamanca, apabullado por las centenarias piedras de Villamayor, frente a las severas estatuas de fray Luis de León y Unamuno, o al menos ante sus nombres inscritos en camisetas, afiches y llaveros, donde descubrí que yo era latinoamericano. Acababa de cumplir veintiocho años y hasta entonces había vivido en México, donde jamás fui consciente de esta condición y donde nunca tuve la fortuna o la desgracia de toparme con alguien que se proclamase miembro de esta especie.
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El Temperamento Melancolico de Jorge Volpi
La culpa es una pena que nos impone la propia conciencia, una mezcla de resentimiento y amargura, de miedo y de frustración, una prueba implícita e inexcusable de nuestra miseria.
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Leer La Mente de Jorge Volpi
Ahora podemos comprender por qué los artistas han defendido con tanto énfasis la autonomía de la ficción. Si tantos de ellos están dispuestos a arriesgar sus vidas por una novela o un relato (o un poema), es porque en las novelas y en los relatos (y en los poemas) se cifra una de las mayores conquistas de nuestra especie: la posibilidad de experimentar en carne propia, sin ningún límite, todas las variedades de la experiencia humana. La libertad de la ficción es siempre la medida de nuestra libertad individual.
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Una novela criminal de Jorge Volpi
Una y otra vez la misma actitud, el mismo estilo: jamás reconocer un error y, a la develación de una mentira, responder con una mentira todavía mayor.
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Una novela criminal de Jorge Volpi
Debería ser consciente de que la verdad absoluta es imposible, de que la verdad se edifica a partir de un cúmulo de verdades fragmentarias, de que sólo antes del siglo XX era posible concebir narradores omniscientes, dotados con toda la información posible sobre las historias que se disponían a contar.
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Partes de guerra de Jorge Volpi
¿Se imaginan cuál es el entretenimiento favorito de los niños de la secundaria? nos preguntó doña Erminia en otro momento de la plática. • - Juegan a ser narcos. |
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Una novela criminal de Jorge Volpi
Florence, exclama Sarkozy, no hay seres humanos valientes de entrada. El Valor nace del miedo. Uno se descubre a sí mismo a través de las pruebas.
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El Temperamento Melancolico de Jorge Volpi
Todos los conflictos se reducen a esta única y desesperada lucha: la voluntad de que los demás piensen y actúen como nosotros
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Una novela criminal de Jorge Volpi
(página 38) el sistema de justicia mexicano no sólo estaba (y está) dominado por una arquitectura institucional abstrusa e ineficiente, sino por una corrupción abismal y una aberrante manipulación política, así como por el uso indiscriminado de la tortura, todo lo cual impedía (e impide) cualquier aproximación a la verdad. |
"Hoy ha muerto mamá. O quizá ayer. No lo sé. Recibí un telegrama del asilo" ¿El personaje de qué libro está hablando?