Donde no llegan las sombras de Jordi Llobregat
Entonces era solo una niña; sin embargo, aquel juego inocente había marcado su vida. El dolor nació entonces y ya nunca la había abandonado. Y cuando el dolor daba una tregua, entonces ocupaba su lugar el vacío provocado por la pérdida. Un vacío que había ido llenando año tras año con toneladas de culpa.
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