El Visitante de Jon Vendon
Cuando entraron en la sala de interrogatorios, se encontraron al detenido sentado y cabizbajo, con los ojos cerrados y los brazos encima de la mesa metálica, mostrando las palmas de las manos orientadas hacia el techo. Parecía estar orando en una lengua que ninguno de los dos reconocía. En un acto automático, ambos desenfundaron sus armas reglamentarias y lo apuntaron.
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