Las uvas de la ira de John Steinbeck
Acampará en una cuneta con otras cincuenta familias. El se asomará a su tienda para ver si le queda algo de comida. Si no le queda a usted nada, le dice "¿quiere trabajar?". Y usted responderá: "Claro que sí. Le agradezco que me dé la oportunidad de trabajar" (...) Le dirá adónde ir, a qué hora y seguirá su camino. Quizá necesite doscientos hombres, así que habla con quinientos, que se lo dirán a otra gente y cuando llega al sitio del trabajo, hay allí unos mil hombres. El jefe dice: "Pago 20 centavos por hora." Más o menos la mitad de los hombres se marcharán. Pero aún quedan quinientos y están tan muertos de hambre que trabajan aun por unas galletas (...) Cuanta más gente haya y más hambrienta esté, menos tendrá que pagar. Si puede, se queda con uno que tenga hijos (...) Déjenme que les diga lo que han de hacer cuando encuentren al que ofrece trabajo. Pregunten cuánto piensa pagar y pídanle que lo ponga por escrito. Que haga eso. Si no me hacen caso, les estafarán |