Pregúntale al polvo de John Fante
Volví a Los Ángeles al día siguiente. La ciudad no había cambiado, pero yo tenía miedo. El peligro acechaba en las calles. Los edificios elevados que formaban desfiladeros tenebrosos eran trampas mortales cuando la tierra temblaba. El asfalto podría abrirse. Los tranvías podían volcar. Algo le había sucedido a Arturo Baldini.
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