El poder de las tinieblas de John Connolly
Ahora bien, ciertos dones son peores que maldiciones, y el lado siniestro de este don es que ellos lo saben; las almas perdidas, las rezagadas, aquellos que no deberían habernos sido arrebatados pero lo han sido, los inocentes, los fantasmas atormentados y en pugna, las filas de muertos, cada vez más numerosas. Todos ellos lo saben. Y vienen.
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