Oscuro amanecer en Berlín de Joaquín Rodríguez
Alexanderplatz se abrió ante ellos como un vasto territorio con un continuo trasiego de personas yendo y viniendo, mucha- chos vendedores de periódico, tranvías que parecían sumergirse y desaparecer en plena vorágine de viandantes y coches, autobuses de dos pisos, y una serie de variopintos edificios que enmarcaban la plaza más concurrida de la ciudad. |