De sangre y cenizas de Jennifer L. Armentrout
"No importaba si los dioses me encontraban indigna, porque era digna de esto. De las risas y la excitación, de la felicidad y la anticipación, de la seguridad y la aceptación, del placer y la experiencia, de todo lo que Hawke me hacía sentir. Y él era digno de cualesquiera consecuencias que esto trajera, porque no se trataba solo de él. Eso lo supe desde el momento en que le pedí que se quedara. Se trataba de mí. De lo que yo quería. Mi elección".
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