De sangre y cenizas de Jennifer L. Armentrout
"Apreté los labios, cerré los dedos en torno a los suyos y mi estómago dio una pequeña sacudida. Ya no me daba la mano. Los dos nos dábamos la mano. Para mucha gente, eso no sería nada. Habría quienes quizás lo encontrarían tonto, pero para mí era algo enorme, y disfruté cada momento".
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